Dedicatoria...

Ventana mágica, una entrada a un mundo de fantasía que siempre estará abierta, para que en ella vivas los sueños que creas imposibles de lograr.
Mientras creas que el puente más hermoso entre tu mundo y el mio es el arco iris, que el sol sonrie y que en la luna se esconde la hermosa Señora, mientras veas en la cascada la cabellera de la dama y que las nubes son de algodón. Siempre estara viva la ilusión.
Ventana mágica esta dedicada a ese niño especial... a José Manuel a Vanessa Carolina y sobre todo a mis sueños y a esa niña que llevo por dentro.
María Lasalete Marques ®

sábado, 25 de octubre de 2008

Aprendiendo Ingles, divirtiéndote

Te invito a que utilizes este programa para aprender ingles, es genial, superrrrrrrr. es divertido y te será fácil aprender.

Siempre buscando algo en el Universo de Internet, para usar sin preocuparte.

Un saludo.... Desde mi Ventana Mágica

http://www.de.mingoville.com/content/view/13/29//?gclid/lang,es/

sábado, 11 de octubre de 2008

Lo mágico de los sueños....

Todos los cuentos comienzan con era una vez, o cosas parecidas, yo como siempre lo haré diferente, pues eso me huele a historia de príncipes y princesas.
Este nada tiene que ver con castillos inventados de la nada, pero si con los sueños que de la nada, se hacen reales con constancia y fortaleza.

Primero les diré quien soy, de dónde vengo. Pues como cualquier Juanito, nacido en la Tierra, hijo de buena familia, cuya riqueza es evidente, radica en los sueños que mis padres fueron guardando en el cofre del corazón, y que herede, pero a diferencia mi sueño nacía del no querer que ellos estén por más tiempo encerrados.


Desde mi ventana cada vez que el alba despierta y cual celosa se asomaba por ella cubriéndome la cara con su brillo, el sol me despertaba. Y al mirar tras ella sólo lograba ver aquel árbol de ramas encorvadas, que la misma naturaleza le resto finalidad.

No se si porque fuera hijo de soñadores, lograba ver en él, una belleza especial, era como el árbol de la vida con sus caminos torcidos, a modo de recordar que vivir no es lo difícil sino saber vivir recorriendo el camino cierto.

Desde pequeño no veía más que una tierra árida, arbustos sin hojas verdes, un sol inclemente, un desierto, sin saber el porque ese fuera el lugar dónde mi padre quiso que yo creciera, y me dejaría un día en su ausencia perpetua.

Aprendí que la vida sólo tiene el color y el matiz que deseemos, y que cuando un camino termina, otro inicia en un nuevo amanecer, lo que si se, es que no me quedaría de brazos cruzados, mirando un jardín de arbustos tullidos. Mientras que todo el alrededor se cubría de verde, de follajes vivos, de flores y aromas en cada despertar de la primavera.



En una leyenda india, leí que en el desierto mismo un río riega sus entrañas, por ello el origen de los oasis. Jamás dude que las leyendas fueran la voz de un pueblo silenciado, inmerso en gran sabiduría.
Tome una rama de olivo en forma de Y, y comencé a recorrer las tierras áridas, centímetro a centímetro, durante una semana, ya casi rendido ante la desesperación, sentí como la rama se arqueaba hacía el suelo, pues sin dudar marque el lugar.

Allí nacía el río, bajo las entrañas mismas de ese suelo árido, pues vaya que sorpresa como que las leyendas siempre son ciertas.

Ese día, tome todo lo preciso para rasgar las entrañas del suelo a quien le quería devolver la vida, la esperanza de verse verde con su entorno de sentir la vida en sus venas.

Aunque mis manos se abrieron llenas de ampollas, no dudé en lo que un día mi Padre me dijo “El pan que comes, no es solo el resultado del amasar y hornear para hacerlo real, mas si el arar de la tierra, la siembra del trigo, su espera, su cosecha, su llegada al silo, y eso conlleva el arduo trabajo de mil manos dedicadas, horas hombre, para recordar tan sólo el buen pan que comemos gracias al panadero.”

Entendí que cada uno de nosotros por acción y reacción formamos parte de un todo, somos una cadena que se une para hacer real cada cosa que tocan nuestras manos.

Creo que el viento me susurraba cada una de las frases que mi Padre me inculco con palabras y con ejemplos. Por eso jamás dude de cada lección que me transmitía.

Ese día, ya cansado creyendo haberme equivocado con la veracidad de la leyenda, mire el sol en todo lo alto del cielo, descendí la mirada y creí ver la arena humedecida. Más con certeza que el mirar al sol de frente me hizo ver eso, toque la arena y el frescor de agua fresca había humedecido el arenal-

Creo que la fe resurgió nuevamente, sin tiempo a perder, hice un pozo canalizando el agua, para irrigar las tierras.

No existía cansancio que me detuviera, ni las ampollas abiertas, quería dar vida a lo que siempre soñé,

Recuerdo que esa noche me acosté en una hamaca en el porche de la casa, las estrellas mis farolas, la luna mi linterna mayor,

Y dicen que los hombres no sueñas en un mundo de hadas, pues sin duda que no existe un hombre que no sienta emerger en un instante un niño adormecido.

Abrí mis ojos y mil duendes cubrían las tierras áridas, cada uno con su indumentaria cubrieron en un instante todo el terreno. Yo estaba anonadado, sin creer lo que veía, les veía arar la tierra y lanzar las semillas al viento como si ellos dejaran al azar sus retoños,

Ya avanzada la noche, uno de ellos me dijo que esperaban por mi, para continuar con el canto a la luna, pues según ellos hay que agradecer por cada instante en dónde la Naturaleza nos brinda lo mejor de ella.

De pronto justo en el instante cuando se pronunciaba la última melodía, la tierra comenzó a rugir, temblaba el suelo, y mis miedos brotaron fruto de la ignorancia.



Me tire al suelo a modo de protegerme, luego me di cuenta que era absurdo, pues en medio del campo nada me podría dañar, en fracciones de segundo la tierra comenzó a rasgar y brotaba de ellas hermosas plantas.

Era como en un cuento mágico y de pronto todo aquel arenal estéril, estaba cubierto de verdor, de colores, alineados como un ejército mismo. Cada grupo formaba una columna-

Recuerdo haberme puesto de pie y correr entre los sembradíos, miles de frutas y vegetales se abrían al cielo. Era mágico al final, justo al lado del árbol mustio La silueta de mi Padre, me acerque, intente abrazarle pero su voz detuvo mis pasos y me arrodille como siempre lo hice apoyándome sobre sus rodillas para oírle,

Es hermoso lo que has logrado, me siento orgulloso de ti, no detengas jamás tus sueños por el cansancio de tu cuerpo, reclina tu cabeza sobre la almohada, descansa unos instante y vive de nuevo tu sueño, pues el solo tendrá sentido cuando le toques con tus manos.

Sentí de pronto un viento diferente, un humo que comenzó a envolver la silueta de mi padre, mil estrellas le envolvía, de pronto comenzó a ascender y quede sólo allí junto a lo que creí ver.

Nuevamente mire el milagro de los sueños, y me di cuenta que vivir no es la cuestión, sino el como vivimos realmente, que cada amanecer es promesa. Y que los sueños solo son el destello de luz que deseamos encender para luego tomarles en las manos hechos realidad.

Creo que el reloj de la noche nuevamente comenzó a mover sus manillas, y ya la alborada una vez más rozaba mi rostro, desperté y contemple el suelo dónde mis sueños se harían realidad.


viernes, 10 de octubre de 2008

El lenguaje del Amor..


Hoy desperté con ganas de jugar, no había clases, así que tendría todo el día para disfrutarlo, llovía torrencialmente y mamá tenía un rico chocolate caliente y churro en la mesa para desayunarme.

Creo haber sentido el aroma mientras dormía y soñaba con esos días en la colonia Tovar, montada en mi corcel blanco.

Cuando baje a la cocina, estaba mi abuelo, corrí a abrazarle sujetándole por el cuello, para que me alzara en sus brazos.

Mi abuelo era todo muy especial, una total diversión con dos piernas, siempre que jugaba conmigo, creo que yo era más adulto que él.

Le pregunte inquieto, si su presencia sería para llevarme de paseo, pues era una constante, cuando mamá se ausentaba por trabajo.

Él se sonrío, y afirmo mi pregunta:

- Dime dónde quieres volar hoy mi José Manuel.

Creo que mis ojos volaron alto pues sentía mi mirada en el techo tratando de ver el lugar dónde quería ir.

- Abuelito me llevarías al Planetario, quiero saber como es el infinito negro.
- Seguro que sí, tenemos el día para nosotros, además será interesante saber como es el infinito negro que dices. Pero creo que hasta que no desayunes no podremos ir, así que date prisa, mientras termino de hablar con tu Madre.

Me desayune velozmente, y subí a mi habitación para vestirme, sería un día estupendo, mi Madre conversaba con el abuelo en la habitación y la puerta estaba entreabierta, no comprendía realmente cual era el tema, sólo les oía hablar del corazón roto.

Aquello como que me preocupo! pues siempre que un corazón se rompe es por enfermedad, y la gente muere, así murió mi Abuelita. Talvez hablaban de algo que se hubiese partido y yo entendí mal.

Bueno creo que mejor, me apresuro a vestirme no vaya que el abuelo se canse de esperar. Ya listo toque la puerta pedí permiso, y ante el si de Mamá entre al cuarto.

- Abuelito ya estoy listo. Podemos irnos cuando gustes.

El me tomo en los brazos, en esa llave muy particular nuestra, yo apoyado en uno de sus brazos saltando y el alzándome mientras su otro brazo me sujetaba, era especial esa alzada. El abuelo tenía mucha fuerza, era todo un deportista.

Mientras el abuelo conducía, yo iba pensando en lo poco que alcance a oírles mientras me caminaba a mi cuarto, y como soy, según mi abuelo un preguntón ávido de respuestas, sin temores comencé el cuestionario.

- Abuelito, cuando yo iba al cuarto a cambiarme, Mamá y Tú conversaban de un corazón roto, y me asuste un poquito, pues no se quien esta enfermo como estuvo la abuela.

El me miro, y sonrió, pero al hacerlo le note sus ojos rojizos, recuerdo el día de la abuela. Sus ojos parecían inflamados de rojo-

- Haber mi pequeño (Su voz estaba entrecortada). Lo que sucede es que ….. (silencio de pronto, eso me hizo tener miedo de lo que siguiera en la conversa)
- …. Sabes cuando tu naciste, en el establo la yegua que creíamos estéril parió una hermosa yegua blanca, así como tú, ella represento un milagro de la vida.
- (Interrumpí) Que es estéril abuelo? eso no me lo han enseñado en el cole.
- Bueno Estéril se le dice a la imposibilidad de gestar una cría….
- Ajá abuelito y que es gestar?,
- Uhmmmm muchacho preguntón, gestar es procrear, tener un hijo. Ya comprendes.
- Si abuelito…. Sigue pues no te interrumpo más.
- Ok, pues ayer la Yegua cayo al suelo y el veterinario nos dijo que ella tenía una fisura en el corazón y que si no se ponía en pie por ella misma en 72 horas, pues habría que sacrificarla.

Creo que ya no tenía más ganas de seguir a ningún infinito negro, sino ir a estar con la yegua, pues muchas fueron las cabalgatas que hice sobre su lomo blanco.
Sobre ella aprendí a cabalgar y a conocer de la libertad del viento en mi rostro, en mis cabellos-

Además ella era muy especial, pues sobre su lomo, paseaban los niños con retardo de la escuela del pueblo, y les hacía soñar y sonreír, según mi abuelo, dice que los médicos aconsejan eso a los niños con síndrome de Dawn-

En segundos le dije al abuelo.

- Abuelito ya no me apetece ir al Planetario, puedo pedirte algo diferente?
- Dime.
- Quiero ir a ver a Rayo de Luz, no se si le vea otra vez.
- Estas seguro José Manuel.
- Si abuelo, no me interesa el infinito negro, quiero estar con Rayo de Luz.

Le note al abuelo una expresión de alegría dentro de la tristeza, cambio la ruta, cosa que no solía hacer, lo planeado inicialmente jamás le daba marcha atrás, pero esta vez si lo hizo.

Cuando llegamos a la caballeriza, Rayo de luna es como si no respirara, yo no tenía palabras, el llanto de hizo presente, recuerdo que sentí lo mismo con la abuela. Corría a ella y solo le acariciaba su cabeza, veía que el abuelo estaba como que resignado, le dije que se podía ir, que yo quería estar allí sola con ella.

Así que se fue alejando, mientras mi llanto rompía más aún y las palabras comenzaron a salir solas.

- Rayito de Luz, dónde esta la potranca que con sus bríos nos enseño de la lucha, la que me enseño a estar erguido sobre tu lomo. Como te dejas ahí caída, cuando siempre fuiste fuerte.

- Levántate Rayito, enséñame a ser fuerte, aún no he subido la montaña sobre tu lomo, abuelo dijo que cuando tuviera 15 años, aún me falta mucho.

Mi mano no paraba de sobarle el pecho, y el llanto no se contenía no se como, pero el sueño me arropo el deseo de hacerle compañía.

Debe haber pasado mucho tiempo, pues desperté y todo estaba oscuro, no sentí calor más mi pelo estaba todo humedecido, y cuando me pase la mano por el, sentí que no era sudor, mas sí como cuando las vacas te babean, así sentía mis cabellos.

De pronto, sentí sobre mi cuello como un estornudo de caballo, y la humedad brotada de su boca cayéndome en el cuello, me dí vuelta y no podía creer lo que mis ojos veían, rayito de luz, de pie en sus 4 patas. Quise gritar, pero no podía, quise correr pero ella me lo impidió-

Estaba eufórica, descendiendo su cabeza a modo de que yo la montara, tome las riendas y la silla, la monte.

Recuerdo no haber ceñido las riendas, dejaría que fuera ella la que me llevara dónde quería Lentamente me llevo al granero, cuando mire la luz de la lámpara de querosén del abuelo, me preocupe pues seguro iría por mi, y de no encontrarme, creería que le robe a Rayo de luz.

Le grite al abuelo, para que nos viera y se alegrara, pero creo que no me escucho, quise detener a rayo de Luz, pero no lograba que lo hiciera, su trote se fue acelerando al sentir que tome las riendas. Galopó entre la noche, cosa que no suelen hacer los caballos, entre los árboles, el viento agitaba su brizna era hermosa-

Yo no sabía dónde estaba, solo se cuando se detuvo se hinco para dejarme descender. Tenía algo de temor, solos en medio de esa noche sin luna ni estrellas, mil ruidos sin saber donde estaba.

No me quería despegar de su lado, pero ella me insistía, mientras caminaba, ella me seguía, de pronto, sentí el sonido del agua de la cascada de la montaña.

La mire la abrace, no podía creer lo que estaba viendo, ella me llevo al valle de los sueños de luz.

No tuve miedo y mi deseo era tomar del agua de la fuente, y sentirla en mi rostro, muchos cuentos giran a su alrededor, pero que yo tan pequeño hubiese llegado aquí, era como esa promesa que se cumple antes de morir.

Cuando pensé en esto, corrí dónde Rayo de Luz, y nuevamente le encontré tendida en el suelo, su pecho estaba agitado, me abrace a ella, y le rogaba que no se fuera, era nuestro instante, era nuestro sueño-

- No me dejes solo Rayo de Luz, tengo miedo en esta noche oscura, me trajiste hasta aquí, ahora no me abandones, no se regresar.

Creí que una vez más me oiría, porque le recordé mis sueños, seguro por ello se estaba muriendo, es una escalada dura. Fatigue aún más su corazón.
Tome del agua de los sueños y le moje su piel, pero nada cambiaba su lento adormecer.
Sentí el grito del Cóndor y le vi alejar las nubes, la luna dio luz a la cascada, era hermoso lo que mis ojos veían, pero nada me alegraría más que Rayo de Luz estuviera erguida.

Lleno de miedo, regrese a casa del abuelo, camine mucho, no se ni cuanto, no recuerdo caminar tanto jamás, pero al fin la luz de la sala estaba encendida, tuve miedo de decirle lo que paso, preferí quedarme en el establo.

Pero una vez, le oí decir al abuelo, que el Hombre lo es, cuando enfrenta sus verdades y no teme decirlas.
Así que me dirigí a la casa, pero no estaba, comencé a llamarle, cuando le escuche que me decía estar en el establo.
Salió el veterinario, e imagine mil cosas, sólo me dijo….

- Eres valiente…. Larga noche la vuestra.

Logre entender el mensaje, que larga noche me esperaría entre explicaciones y llamadas de atención.

La luz estaba muy tenue, entré con la mirada en el suelo, sabía que no debí montarme sobre el lomo de la yegua, pero…. Como contenerme al verla altiva, lamento haberlo hecho. Por mi mente en fracciones de segundos pasaron mil disculpas. Pero solo una logre pronunciar al mirar al Abuelo.

- No la quise lastimar abuelo, solo hice lo que mi corazón me decía.
- José Manuel ( Grito el Abuelo al verme) no te ha pasado nada mi niño…
- No abuelo. Tenemos que hablar.

Su rostro parecía alegre, claro por verme seguramente por eso….cuando pretendí explicar lo sucedido oí el sonido de mi rayo de Luz, no lo podía creer.
En segundos todo cambio, no entendía nada....

Creo haberme dormido toda la noche, al despertar ya Rayo no estaba. Corrí a buscar a el abuelo, y el estaba con las riendas y la silla de Rayo en la mano. Le dije que no las botara, el me dijo….

- Como podría votarlas, si las necesitas.
- (No entendí) Abuelo no entiendo.
- Tampoco yo José Manuel, sólo se que son tuyas, vamos es la hora.
- (No lograba entender nada, creo que al abuelo la muerte de la yegua lo puso mal) Dónde iremos abuelo?
- A la montaña. (Vamos no te demores)

Le pregunte entonces:

- Como se llevaron a Rayo de Luz sin que me despidiera de ella….?
- Nadie de la llevo hijo...
No se que paso José Manuel, ayer cuando fui a buscarte al establo, estabas durmiendo, y Rayo de Luz cuidaba tus sueños, te lamia como lo hizo con su becerro al nacer. No quise despertarte te cubrí con su manta.
Esta mañana la vio el veterinario y la encontró fuerte, creo que llego el momento de que la cabalgues para subir a la montaña.
Le explique mi sueño, y me dijo….

- No me digas nada más…., vamos que se hace tarde

Cuando llegue a la caballeriza , allí estaba mi yegua hermosa, como si nada hubiese pasado. Altiva como la montaña, sobria como una Amazona, hermosa-

En mi ascenso, sentí confusión pues cada lugar era conocido por mi, cada olor era vivido con anterioridad, cada camino le reconocía. Creo que en sueños recorrí este lugar, o realmente no se que mágico instante cubrió nuestras vidas.

Sólo se que aún hoy a mis 18 años Rayo de Luz cada año recorre a mi lado la Montaña de los sueños de luz..

sábado, 4 de octubre de 2008

Dos mundos un mismo sentimiento---

Un instante dónde la esencia brilla, y hace destello en la mirada
unos brazos que luchan por lo real y sensato.
Brazos guerreros que anteponen sus sueños a los de quien
a su lado recorre el mismo camino.
La unidad es la certera escogencia de lo realmente verdadero.
Brazos que protegen sin preguntas posibles
Mundos distintos que se pliegan uniendo sueños
Los sentimientos son la fuerza mayor
Donde sin importar las orígenes
Convergen nuestras vidas para ser una sola

Orgullosa de Ser Venezolana...Tierra de Gracia y Bendecida por Dios.

Quien cuando niño, no tejió universos de cristal, miro las nubes como algodones en el cielo, al sol le dibujo una amplia sonrisa, no le puso alas al corazón.

Como si fuera una mariposa que aletea, en cada amapola del jardín. Se maravillo de las crisálidas que aspiran abrir sus alas y volar al cielo.

Quien al mirar a un niño, no recuerda su corazón inquieto ante el primer día de clase, sintiendo su corazón volar cuando sale al patio del recreo, y tras la columna comienza a mirar aquella princesa, o príncipe a la que quiere dar su primer piquito, o tomarle de la mano.

El Amor va floreciendo en el corazón de cada ser, desde que nace hasta el instante mismo dónde sus ojos cierran.

Ventana Mágica, es tuya y mía, sin dejar de ser la ventana de ellos, por la cual deseo que miren cada mañana y que pinten sus sueños de lo posible.

Pues cuando muera en el adulto el niño interior, la vida tan sólo no tendrá sentido, ni razón de existir.

En esta ventana despierta, al asomomarse a ella el mundo capaz en que ambos podemos estar sobre ella, como si en un diálogo nos dijéramos de sueños anhelados.

Y así cual dos enamorados, amar la vida que se transforma en el marco de madera dónde podemos transitar libremente de la fantasía a lo que llamamos realidad.

Yo diseño sueños, de ti quiero las acuarelas, de sus manos pretendo la inocencia de pintar el sol de azul y las nubes de amarillo.

Mientras tú y yo vemos un enorme misterio en el Amor, para ellos el amor es la parte vital de su esencia.

Una ventana para soñar, un arco iris como puente entre mi mundo y el tuyo, manantiales que brotan de los girasoles, campanas que suenan, árboles que extienden sus brazos para acariciarnos bajo su sombra, y desprenden sus raíces convirtiéndolas en pies, para correr junto a mi.

Lluvia cual manantial de cielo que se une jubilosa en una danza recostándose en forma de rio, deja que mis estrellas bailen en estas páginas, dándole color a los días en mi lienzo de la noche.