Titulo de la imagen: La escalera de los sueños
Autor de la imagen: Pulo
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http://loscuatroelementos.wordpress.com/2009/05/26/la-escalera-de-los-suenos/
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Vivo en un Mar especial, en una edad dónde todo es posible, en una Autopista que a gran velocidad no conoce de frenos, las alas libres de peso de historias vividas, solo mis sueños, mi universo y Yo.
Tengo la edad perfecta para vestir desaliñada, las etiquetas no van conmigo solo soy lo que siento que soy y quiero ser, sin reglas preestablecidas, en un mundo donde los adultos dejan de ser ellos mismos para adaptarse a su entorno como camaleones.
Escucho mis Padres cuando entre amigos hablan del comparar, y ellos dicen que detestan comparaciones entre hermanos y tienen razón pues mi hermano y yo somos diferentes, no por ser hombre o mujer, o él mayor que yo, sino porque cada uno de nosotros somos un universo único.
Pero…..sin duda siempre están comparando y ese mástil o punto para medir el como soy, tiene un abismal punto de comparación y parecen no darse cuenta.
Cuando le oigo medir su tiempo y el mío, cuando me dicen que debo ser o hacer, pues por no ser o no haberlo hecho, ellos son lo que son ahora, me están arqueando con ellos mismos.
Parto desde mi escalera de vida y apenas empiezo a delimitar mi espacio de este mar de sueños, de esas centellas que descienden del cielo en forma de libertad.
Aún no se lo que quiero ser en el futuro. Quiero mirar mi día de hoy, tal vez mi mañana pues la agenda tiene actividades programadas, pero mi tiempo no lo quiero detener pensando en lo que ser en 10 o 15 años, pues apenas hoy esbozo lo que deseo ser y hacer ahora.
Es cierto no me comparan con mi hermano, pero me comparan con ellos mismos, y creen que el tiempo y las circunstancias son las mismas, pero nada más incierto que creer en esa realidad
Mi abuela, a la llegada de mi Madre a casa, estaba esperándola, la comida caliente, la mirada vigilante, la observancia entre el hacer de las tareas, mirar la tele, incluso la hora del dormir, al despertar el uniforme pronto, el desayuno en la mesa. Incluso la conversa amena de cada comensal.
Mi verdad, el llegar a casa y saber que nadie esta para esperarme, la comida en la nevera y el microondas pronto para calentar, como en donde me provoque, todo tiene tiempo para hacerse, nadie me mira, nadie me dice que hacer, yo soy la que espera por su llegada.
Y cuando estamos, en ocasiones nos sentamos por separado, mil cosas se hacen al llegar ellos a casa, nadie se pregunta, no se escuchan apenas se oyen murmullos de eventos ajenos a nosotros mismos, es como una reunión de chismosos.
Si estoy en mi cuarto entre mis versos que atesoro en mi diario de princesa, nadie siente mi falta, por casualidad a la hora de botar la basura.
Sera que nos parecemos y lo que dicen costumbres se mantienen. Creo que no, cuando te traigo una circular a casa, comienzas a gritar, si en el colegio no saben que trabajas, si te pido algo, me dices, que vaya luego hablamos, todos mis eventos, mis necesidades se postergan ante la importancia de tu jornada laboral, nada detiene eso.
Mi abuela recuerda que semanalmente iba al colegio para hablar de tus progresos en el colegio. No me comparen con Ustedes mismos, para no aprender a mirar y medirlos, pues jamás lo hago. No me hablen de los excelentes hijos de vuestros conocidos, yo podría hablar de los maravillosos Padres de mis compañeros.
En mi salón de clases hay 47 alumnos, en el Taller de padres asisten por lo general máximo 10, y apenas son tres reuniones al año.
Con errores y aciertos, han sido los mejores Padres, déjenme de igual manera ser la mejor hija, se lo que debo hacer, pues si puedo decir lo que hago, es porque nada escondo y lo que hago no me avergüenza, esa es mi vara para medir lo bueno o lo malo.
Sino saque los 18 que siempre sacaron, recuerden la individualidad del ser humano, dibujo muy bien dicen mis padres, ellos para hacer una recta necesitas de una regla, no me siento mal porque no sepan dibujar, apenas tienen talentos diferentes a los míos, creo que en eso va lo hermoso del vivir.
Déjenme soñar, y vivir mi juventud, déjenme vivir mi presente ya tendré tiempo para pensar como ellos, apenas llevo unos años vividos, para llegar a lo que cualquier adulto sabe hoy, necesitaron muchos más años para poder ver y medir la razón o no de sus éxitos personales.
Texto de: María Lasalete Marques ®
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