
El susurro de las aves, entonaban un cántico de arrullo, una lira a lo lejos se oía acompañar junto con el viento a las aves del bosque.
Este mundo mágico es adorable, en el lago azul el agua pareciera tener vida, y en ese remanso dos cisnes, entrecruzaban sus cuellos como acariciándose con afecto.
El reloj del tiempo creyera girar al revés, la noche se unía al día en una danza sin fin, las estrellas resplandecían intensamente, el sol con su cabellera amarilla envolvía la luna que pareciera palpitar en cada beso que el sol de enviaba. Creo que la luna esta enamorada.
Dos viejecitos sentados en uno de los bancos del prado mil historias se contaban, era hermoso ver los animalitos alrededor de ellos con mucha atención escuchándoles, mientras la hermosa dama de cabellera blanca iba haciendo migas un pan, para lanzarlo viento y alimentar las aves.

En el azul celeste del cielo, los globos se unían en una danza circular, formando figuras geométricas, eran globos matemáticos pensaba yo.
Por un instante recordé cuando en el cole, sueltan globos en el mes de mayo, llevando consigo una hermosa oración a la Madre del cielo.
Los niños emocionados gritaban una y otra vez, alertando a los globos que se cuidaran de las estrellas, pues sus puntas afiladas, les pudieran hacer explotar.
El viento soplaba cada vez más, en movimiento peculiar y los globos danzaban en el cielo, en esto uno globo amarillo comenzó a descender lentamente hasta ponerse a mis pies, lo tome y trate de hacerlo volar, pero el muy obstinado parecía cansado.
Le pregunte entonces, porque no quería unirse a los demás, de pronto el globo se hizo mayor, y su cuerda hondeo mi brazo levitándome al cielo, en dirección a los demás globos.
Reía una y otra vez, jugando entre ellos como uno más, se me olvido incluso mirar al suelo para verlo lejano. Me sentía feliz de volar, no sentía miedo me sentía un globo más.
Cada globo siguió ascendiendo al infinito hasta perderse de la mirada, el mío fue descendiendo lentamente hasta dejarme junto al lago, se quedo allí, unido a mi brazo, le pregunte porque no siguió con los demás, le dije que no tenia ninguna oración que subir al cielo.
Entonces el globo sonrió abrió su boca, y me dijo: los globos representan los sueños de los niños del mundo, y que cada sueño es como una plegaria.
Sueños que a veces se escapan porque dejamos de creer en ellos, así mismo cuando volvemos a tener otro sueño, puede que lo soltemos pues no era ese color el que deseábamos o ese sueño el que anhelamos, pero luego viene otro sueño y con ese si estamos contentos.
Así que sujetamos el globo fuertemente para que sea sólo nuestro, jugamos con el y lo cuidamos, así como los sueños que anhelamos inmenso, lo guardamos como un tesoro y hacemos todo por todo para tornarlo realidad.
De pronto mis mejillas enrojecieron, sentía que el globo sabía de mis secretos… De ese sueño que anhelaba. Le pregunte porque se quedo a mi lado.
El tan sólo sonrío dulcemente, y me replico, has abrazado los sueños y has luchado por cada uno de ellos, te has esforzado porque cada uno de ellos acontezca, se hagan realidad.
Los sueños cuando han dependido de tus esfuerzos, uno a uno los has visto tornarse en algo que tocas con tus manos.
Cuando dependen de otros, tan sólo no eres responsable de que ellos se realicen, aunque siempre lleves en el corazón el deseo de verlo convertirse en verdad.
Yo represento ese sueño que tanto anhelas, pero no depende de ti, ni tu lucha ni tu constancia, ese sueño es el que debes dejar volar, para no entristecer.
Así que no quise volar sin que seas tu realmente que me sueltes. De ti depende que yo vaya junto a los sueños inalcanzables. Para que no quede en ti el dolor de no verle nunca llegar.
Entendí el significado de aquellas palabras, mis ojos enrojecieron y ya no se si por saber que jamás tendría mi tan soñado juguete, o porque debería dejar volar el globo.
La tarde comenzó a girar en círculos junto al sol, y lentamente fui soltando el globo el se elevó por encima de los árboles, del lago, de las casas.
Se iba perdiendo en la lejanía y al cabo de un rato ya no volví a verle. Perdiéndose para siempre en el atardecer, allí dónde el sol, ya se oculta.
Pensé que estaría junto a las estrellas, acariciando la luna, así como se fue alejando, se fue alejando mi sueño pero no me sentía mal por ello. Pues comprendí que solo debo de soñar con cosas que yo pueda lograr.
Y que los sueños no alcanzados, no siempre me deban entristecer, quizás simplemente no deberían de realizarse, o no es el tiempo aún para ello.
0 comentarios:
Publicar un comentario