Dedicatoria...

Ventana mágica, una entrada a un mundo de fantasía que siempre estará abierta, para que en ella vivas los sueños que creas imposibles de lograr.
Mientras creas que el puente más hermoso entre tu mundo y el mio es el arco iris, que el sol sonrie y que en la luna se esconde la hermosa Señora, mientras veas en la cascada la cabellera de la dama y que las nubes son de algodón. Siempre estara viva la ilusión.
Ventana mágica esta dedicada a ese niño especial... a José Manuel a Vanessa Carolina y sobre todo a mis sueños y a esa niña que llevo por dentro.
María Lasalete Marques ®

sábado, 11 de octubre de 2008

Lo mágico de los sueños....

Todos los cuentos comienzan con era una vez, o cosas parecidas, yo como siempre lo haré diferente, pues eso me huele a historia de príncipes y princesas.
Este nada tiene que ver con castillos inventados de la nada, pero si con los sueños que de la nada, se hacen reales con constancia y fortaleza.

Primero les diré quien soy, de dónde vengo. Pues como cualquier Juanito, nacido en la Tierra, hijo de buena familia, cuya riqueza es evidente, radica en los sueños que mis padres fueron guardando en el cofre del corazón, y que herede, pero a diferencia mi sueño nacía del no querer que ellos estén por más tiempo encerrados.


Desde mi ventana cada vez que el alba despierta y cual celosa se asomaba por ella cubriéndome la cara con su brillo, el sol me despertaba. Y al mirar tras ella sólo lograba ver aquel árbol de ramas encorvadas, que la misma naturaleza le resto finalidad.

No se si porque fuera hijo de soñadores, lograba ver en él, una belleza especial, era como el árbol de la vida con sus caminos torcidos, a modo de recordar que vivir no es lo difícil sino saber vivir recorriendo el camino cierto.

Desde pequeño no veía más que una tierra árida, arbustos sin hojas verdes, un sol inclemente, un desierto, sin saber el porque ese fuera el lugar dónde mi padre quiso que yo creciera, y me dejaría un día en su ausencia perpetua.

Aprendí que la vida sólo tiene el color y el matiz que deseemos, y que cuando un camino termina, otro inicia en un nuevo amanecer, lo que si se, es que no me quedaría de brazos cruzados, mirando un jardín de arbustos tullidos. Mientras que todo el alrededor se cubría de verde, de follajes vivos, de flores y aromas en cada despertar de la primavera.



En una leyenda india, leí que en el desierto mismo un río riega sus entrañas, por ello el origen de los oasis. Jamás dude que las leyendas fueran la voz de un pueblo silenciado, inmerso en gran sabiduría.
Tome una rama de olivo en forma de Y, y comencé a recorrer las tierras áridas, centímetro a centímetro, durante una semana, ya casi rendido ante la desesperación, sentí como la rama se arqueaba hacía el suelo, pues sin dudar marque el lugar.

Allí nacía el río, bajo las entrañas mismas de ese suelo árido, pues vaya que sorpresa como que las leyendas siempre son ciertas.

Ese día, tome todo lo preciso para rasgar las entrañas del suelo a quien le quería devolver la vida, la esperanza de verse verde con su entorno de sentir la vida en sus venas.

Aunque mis manos se abrieron llenas de ampollas, no dudé en lo que un día mi Padre me dijo “El pan que comes, no es solo el resultado del amasar y hornear para hacerlo real, mas si el arar de la tierra, la siembra del trigo, su espera, su cosecha, su llegada al silo, y eso conlleva el arduo trabajo de mil manos dedicadas, horas hombre, para recordar tan sólo el buen pan que comemos gracias al panadero.”

Entendí que cada uno de nosotros por acción y reacción formamos parte de un todo, somos una cadena que se une para hacer real cada cosa que tocan nuestras manos.

Creo que el viento me susurraba cada una de las frases que mi Padre me inculco con palabras y con ejemplos. Por eso jamás dude de cada lección que me transmitía.

Ese día, ya cansado creyendo haberme equivocado con la veracidad de la leyenda, mire el sol en todo lo alto del cielo, descendí la mirada y creí ver la arena humedecida. Más con certeza que el mirar al sol de frente me hizo ver eso, toque la arena y el frescor de agua fresca había humedecido el arenal-

Creo que la fe resurgió nuevamente, sin tiempo a perder, hice un pozo canalizando el agua, para irrigar las tierras.

No existía cansancio que me detuviera, ni las ampollas abiertas, quería dar vida a lo que siempre soñé,

Recuerdo que esa noche me acosté en una hamaca en el porche de la casa, las estrellas mis farolas, la luna mi linterna mayor,

Y dicen que los hombres no sueñas en un mundo de hadas, pues sin duda que no existe un hombre que no sienta emerger en un instante un niño adormecido.

Abrí mis ojos y mil duendes cubrían las tierras áridas, cada uno con su indumentaria cubrieron en un instante todo el terreno. Yo estaba anonadado, sin creer lo que veía, les veía arar la tierra y lanzar las semillas al viento como si ellos dejaran al azar sus retoños,

Ya avanzada la noche, uno de ellos me dijo que esperaban por mi, para continuar con el canto a la luna, pues según ellos hay que agradecer por cada instante en dónde la Naturaleza nos brinda lo mejor de ella.

De pronto justo en el instante cuando se pronunciaba la última melodía, la tierra comenzó a rugir, temblaba el suelo, y mis miedos brotaron fruto de la ignorancia.



Me tire al suelo a modo de protegerme, luego me di cuenta que era absurdo, pues en medio del campo nada me podría dañar, en fracciones de segundo la tierra comenzó a rasgar y brotaba de ellas hermosas plantas.

Era como en un cuento mágico y de pronto todo aquel arenal estéril, estaba cubierto de verdor, de colores, alineados como un ejército mismo. Cada grupo formaba una columna-

Recuerdo haberme puesto de pie y correr entre los sembradíos, miles de frutas y vegetales se abrían al cielo. Era mágico al final, justo al lado del árbol mustio La silueta de mi Padre, me acerque, intente abrazarle pero su voz detuvo mis pasos y me arrodille como siempre lo hice apoyándome sobre sus rodillas para oírle,

Es hermoso lo que has logrado, me siento orgulloso de ti, no detengas jamás tus sueños por el cansancio de tu cuerpo, reclina tu cabeza sobre la almohada, descansa unos instante y vive de nuevo tu sueño, pues el solo tendrá sentido cuando le toques con tus manos.

Sentí de pronto un viento diferente, un humo que comenzó a envolver la silueta de mi padre, mil estrellas le envolvía, de pronto comenzó a ascender y quede sólo allí junto a lo que creí ver.

Nuevamente mire el milagro de los sueños, y me di cuenta que vivir no es la cuestión, sino el como vivimos realmente, que cada amanecer es promesa. Y que los sueños solo son el destello de luz que deseamos encender para luego tomarles en las manos hechos realidad.

Creo que el reloj de la noche nuevamente comenzó a mover sus manillas, y ya la alborada una vez más rozaba mi rostro, desperté y contemple el suelo dónde mis sueños se harían realidad.


1 comentarios:

Bego dijo...

Llevo algunos días decidiendo a que blog le doi mi voto a mejor diseño de blog, y creo que ya lo acabo de decidir.

Tienes un blog precioso, volveré a pasar con mas tiempo para leerte con tranquilidad.

Un saludo.

Orgullosa de Ser Venezolana...Tierra de Gracia y Bendecida por Dios.

Quien cuando niño, no tejió universos de cristal, miro las nubes como algodones en el cielo, al sol le dibujo una amplia sonrisa, no le puso alas al corazón.

Como si fuera una mariposa que aletea, en cada amapola del jardín. Se maravillo de las crisálidas que aspiran abrir sus alas y volar al cielo.

Quien al mirar a un niño, no recuerda su corazón inquieto ante el primer día de clase, sintiendo su corazón volar cuando sale al patio del recreo, y tras la columna comienza a mirar aquella princesa, o príncipe a la que quiere dar su primer piquito, o tomarle de la mano.

El Amor va floreciendo en el corazón de cada ser, desde que nace hasta el instante mismo dónde sus ojos cierran.

Ventana Mágica, es tuya y mía, sin dejar de ser la ventana de ellos, por la cual deseo que miren cada mañana y que pinten sus sueños de lo posible.

Pues cuando muera en el adulto el niño interior, la vida tan sólo no tendrá sentido, ni razón de existir.

En esta ventana despierta, al asomomarse a ella el mundo capaz en que ambos podemos estar sobre ella, como si en un diálogo nos dijéramos de sueños anhelados.

Y así cual dos enamorados, amar la vida que se transforma en el marco de madera dónde podemos transitar libremente de la fantasía a lo que llamamos realidad.

Yo diseño sueños, de ti quiero las acuarelas, de sus manos pretendo la inocencia de pintar el sol de azul y las nubes de amarillo.

Mientras tú y yo vemos un enorme misterio en el Amor, para ellos el amor es la parte vital de su esencia.

Una ventana para soñar, un arco iris como puente entre mi mundo y el tuyo, manantiales que brotan de los girasoles, campanas que suenan, árboles que extienden sus brazos para acariciarnos bajo su sombra, y desprenden sus raíces convirtiéndolas en pies, para correr junto a mi.

Lluvia cual manantial de cielo que se une jubilosa en una danza recostándose en forma de rio, deja que mis estrellas bailen en estas páginas, dándole color a los días en mi lienzo de la noche.