Que sentir desde este lugar donde un mundo inmenso parece que se yergue sobre mi asfixiándome, cada palabra inspira una burla, cada error una reprimenda donde me hacen ver mi más fría realidad. Creo que nadie logra por un instante colocarse en el lugar del otro, mirar sus adentros, sentir su esencia, mirar profundo y mirar que soy como cualquier otro.
Este cuerpo espantoso que me asusta que ocupa un gran volumen que asco ser lo que soy, cuando me miran en la calle y me sonríen, se que lo hacen por pena.

Quiero que leas esto amiga y entiendas que esa imagen solo es lo tu has creado en tu mente
La belleza física aparece siempre asociada al éxito social y profesional. Todos conocemos los nombres de las top-models, pero a casi nadie le suenan los nombres de mujeres con logros personales tan importantes como descubrir tratamientos eficaces para una enfermedad o defender los derechos humanos.
Las librerías, los programas de televisión, las películas nos ofrecen abundantes modelos de cuerpo ideal que no son de ningún modo ideales: primero porque muchas veces los modelos son montajes de varias fotos retocadas y no existen en la realidad; y segundo, porque es subestimar a las personas el condenarlas al éxito o al fracaso por uno solo de sus múltiples atributos, el aspecto, que además es una de las características más determinadas genéticamente y por lo tanto menos controlable (talla y peso).
De la misma forma que se nos recuerda cómo debemos ser (altos, estilizados, guapos, vestidos a la última) se nos sugiere cómo podemos conseguirlo: dietas milagrosas, operaciones de cirugía estética, productos de belleza y ropa de esa que llevan las escuálidas modelos que vemos en los desfiles.
¿Os habéis dado cuenta de que todas las propuestas son bastante caras, y que no se nos ofrecen alternativas más económicas y saludables como hacer ejercicio, comer de forma equilibrada o simplemente dejar de preocuparnos tanto por nuestro aspecto y dedicarnos a cosas más interesantes para resultar más atractivos?.
Por todo esto hablar de anorexia y bulimia es cuestionar nuestra cultura. Necesitamos una renovación de nuestros valores y de nuestras conductas.
Necesitamos, sobre todo, definir lo atractivo con parámetros más amplios, para que la mayoría de las personas, y no sólo una pequeñísima parte, pueda sentirse bien con su apariencia personal. Necesitamos poner énfasis en otras características (ingenio, integridad, talento, inteligencia, sentido del humor...) a la hora de evaluar la valía de las personas.
En este sentido las medidas que desde el mundo de la política, de la moda o de la salud se están tomando son prometedoras porque van dirigidas a la raíz de estos problemas.













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